Es complicado hacerlo mejor en una última jornada de un Major. Brooks Koepka (67 golpes, -16), aquel jovencísimo chico que ya avisamos hace un tiempo que lo tenía todo para hacer algo Grande en este deporte, se ha hecho mayor. El estadounidense, sin hacer mucho ruido, persistió en las primeras plazas desde el primer día agazapado, consciente de que cuando diera el golpe definitivo a la clasificación sus rivales no tendrían tiempo de reacción. Y así ha sido.
En un domingo en el que se mostró absolutamente imbatible en todas las facetas del juego –no obstante cogió 12 de 14 calles con una precisión milimétrica y 17 de 18 greenes-, el jugador de 27 años que hasta la fecha solo había conseguido ganar un torneo en el PGA Tour –el Waste Management Open de 2015– se alzó con el triunfo en un día que pasará a la historia por su gran inspiración en las inmediaciones de bandera.
Hasta seis birdies convirtió el jugador norteamericano en los últimos 18 hoyos del torneo –tres de manera consecutiva entre el 14 y el 16 que le distanciaron definitivamente de sus perseguidores- para poner el broche de oro a un torneo que se mostró muy igualado hasta los instantes finales. Por detrás de él Hideki Matsuyama (66 golpes, -12) y su compatriota y hasta la tercera ronda líder, Brian Harman (72 golpes, -12), se quedaron a cuatro impactos, dejando un golpe por detrás al inglés Tommy Fleetwood (72 golpes, -11), quien ha tenido el honor de ser el mejor jugador europeo de todo el evento.
Sergio García (72 golpes, -4), pese a su gran inicio de ronda con sendos increíbles approaches que se transformaron en birdies, tuvo que conformarse finalmente con el T21 después de no encontrar el acierto con el palo corto. Solo se dejó dos calles sin tomar desde el tee, pero el 12 de 18 en greenes en regulación le acabó pasando factura y con los dos birdies mencionados finalizó la proyección ofensiva del castellonense, que cometió dos fallos para quedarse al par en el día y compartir posición con el sueco David Lingmerth (71 golpes, -4).
Rafa Cabrera-Bello (74 golpes, +2) finalizó en el US Open en el T42 después de un accidentado domingo en el que erró más que nunca en la semana –llegó al hoyo 12 con tres bogeys y un doblebogey sin aciertos-. Por suerte, cuatro birdies consecutivos del 14 al 17 mitigaron los efectos de los fallos, que se incrementaron con un nuevo error en el 18.
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