Extraordinaria. No se puede calificar de otra manera la actuación de Bubba Watson este domingo. Y es que si por la mañana se deshizo de Justin Thomas en las semifinales del WGC- Match Play por un claro 3&2, para la gran final se reservó lo mejor. El deportista de PING barrió, literalmente, del campo a su compatriota Kevin Kisner con un resultado de 7&6 para lograr la undécima victoria de su carrera en el PGA Tour, la segunda de la temporada en un intervalo de un mes y también la segunda en un Mundial tras la del HSBC Champions en el año 2014.
Solo hay que fijarse en los cinco primeros hoyos de la final para hacerse una idea de la magnitud que el jugador de Florida adquirió en el envite. El estadounidense ganó sus cinco primeros hoyos en un abrir y cerrar de ojos ante el asombro del público que se congregó en el complejo texano para ver qué compatriota saldría vencedor. Y aquí se acabó la final. Kisner se cortocircuitó con el excelso juego del bicampeón de Augusta, que no solo no fallaba un golpe sino que también se mostraba preciso en los metros finales.
Así se llegó al 11, con siete arriba para Watson y con todo el pescado vendido. Faltaba solo darle la puntilla a su rival, que llegó en el 12 tras sumar un nuevo birdie en el par 5 con el sexto acierto en las doce banderas jugadas en esta ronda final. Un hito que le permite colocarse en 21er lugar del ranking mundial y mandar un serio aviso a Jim Furyk de cara a la Ryder Cup que se jugará en unos meses sobre la hierba de Le Golf National.
En la final de consolación por el tercer y cuarto puesto, Alex Noren acabó con Justin Thomas, tocado moralmente tras su derrota en las semifinales, con un resultado de 5&3, no dando ninguna opción a que el estadounidense se lavantara y clausurara un campeonato que le va a permitir quecarse muy carca del Top 10 global.
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