Irá de tapado, como la semana pasada en Escocia, y desde la séptima posición tratará de atacar las últimas 18 banderas para ganarse una oportunidad de levantar el primer Major de su carrera. No hablamos de otro que de Rafa Cabrera-Bello (67 golpes, -3), quien ha vuelto a firmar unos grandes números como en la jornada inaugural para colocarse de nuevo entre los diez mejores del Open y pelear por la victoria hasta el último día. Y es que este sábado, al contrario que el viernes, Royal Birkdale se mostró receptivo, y el grancanario no lo desaprovechó.
Porque pese al bogey del hoyo 2, el jugador español no cejó en su empeño por llevar la bola a la altura de bandera y generarse oportunidades claras de birdie. Como la del hoyo 6, que le volvió a colocar al Par en el día y le daba fuerzas para arrancar los segundos nueve hoyos. Y aquí es donde mostró sus armas. Birdies al 13, al 17 y al 18 para arrancar la ovación de todos los aficionados congregados en torno al último green y levantar el puño en señal de victoria. Lástima que su triunfo vaya a depender de lo que determine Spieth (65 golpes, -11), protagonista de esta penúltima ronda.
Y es que como ya sucediera en el Masters de 2016, solo él puede perder este torneo. Porque, además de aventajar en tres impactos a Matt Kuchar (66 golpes, -8) –con quien volverá a repetir partido estelar el domingo-, su juego habla muy bien de cómo se ha adaptado a todas las condiciones climatológicas.
Seguro con el driver, atinado con los hierros y letal con el putter en las manos. Vamos, a lo que nos acostumbró en 2015. Así es como ha cuajado una jornada con cinco birdies sin errores para ser el único en caminar con dobles dígitos negativos por Royal Birkdale.
Del resto de la actuación española escaso bagaje para lo que prometía el día, pues el campo estaba destinado a ser destrozado –como se ha podido ver a lo largo de la ronda, sobre todo en las manos de Branden Grace-. Sin embargo, el escaso tino con los hierros por parte de Sergio García (68 golpes, Par), con dos birdies sin errores, y los errores con el putter de Rahm (70 golpes, +3) –un birdie y un bogey– han evitado que la Armada emergiera de entre las cenizas para encaramarse más arriba.
No obstante nos guardamos una opción y, siempre con permiso del texano, Rafa pugnará por ser el segundo español tras Seve en levantar la Jarra de Clarete y seguir guardando a buen recaudo el récord del cántabro de ser el más joven de la historia en conquistar el Open.