Quizá Tiger Woods no debiera estar a estas alturas en el Masters de Augusta, pero ya que está el californiano va a lo suyo: no ha desaprovechado la magnanimidad del comité de competición y firmó 70 golpes (-2) para instalarse en la séptima plaza con tres abajo, a cuatro golpes de los líderes de torneo a falta de 18 hoyos, el argentino Ángel Cabrera (PING) y el estadounidense Brandt Snedeker.
El sábado en Augusta no se hablaba de otra cosa que no fuera el dropaje de Tiger, la decisión del Masters y su sanción de dos golpes. Hasta que el golf vino a suplantar a la polémica pasaron muchos, pero que muchos hoyos. Pero al final se impuso el deporte, la pasión por este juego y el trabajo ímprobo de Cabrera (69 golpes) y Snedeker (69).
Ambos comandan la tabla. El argentino ganó en 2009 el Masters, que fue su segundo Grande tras el Open USA de 2007. Desde entonces no falta a la cena de campeones y mira por donde quizá pueda conquistar por dos veces la Chaqueta Verde, lo que sería un hito para el golf argentino y para el único golfista latinoamericano este 2013 en el Masters.
Pero el cordobés Cabrera, tras aquella foto histórica penetrando en su saco verde, fue poco a poco desapareciendo de la faz de los torneos de relumbrón. Ángel engordó, racionó su calendario y tanto en 2012 como en este 2013 no cosechó si quiera un ‘top-10’.
Pero llegado al Augusta National, Cabrera, único latinoamericano en este emblemático recorrido en el corazón de Georgia, ha sacado todo su mejor repertorio de pegada, rectitud y ‘putt’ para alcanzar el liderato con 7 abajo, empatado con Snedeker (último campeón de la FedExCup pero aún sin Grandes), cuando solo restan 18 hoyos.
«Vengo trabajando duro para este momento. Sería muy importante ganar dos veces aquí, pero sé que es muy difícil. Todavía quedan 18 hoyos y hay muchos jugadores con posibilidades de hacerlo», dijo en español en la entrevista oficial tras su vuelta y gracias a un traductor porque Cabrera, después de tantos años, se resiste a aprender inglés.
Eso quiere decir que el domingo, en el partido estelar junto al inédito Snedeker, solo se hablará de golf. Y eso sería lo deseable pues en Augusta de lo que se habló hoy fue de Tiger Woods, de la sanción de dos golpes que el comité de competición le impuso por una infracción reglamentaria y de porqué el mejor jugador del mundo no fue descalificado.
El Masters, en este asunto de Tiger y su probado ‘dropaje’ incorrecto en el hoyo 15, ha hecho el ridículo. Porque Woods debió ser descalificado, pero salió a jugar la tercera vuelta, aunque con dos golpes de penalidad, y tras firmar 70 aún maneja sus opciones de plantear batalla para el asalto a lo que sería su decimoquinto título de Grand Slam y quinta Chaqueta Verde.
La pizarra en Augusta es un canto al infarto, con tres australianos entre los cinco primeros: Cabrera y Snedeker igualan en cabeza con 7 abajo; el australiano Adam Scott es tercero con un golpe más; sus compatriotas Jason Day y Leishman acumulan 5 abajo, el norteamericano Matt Kuchar es sexto y Tiger empata en la séptima plaza.
La lástima es que los dos españoles se han despedido de toda posibilidad de ganar el torneo, pues tanto Sergio García como Gonzalo Fernández-Castaño sellaron sendas tarjetas de 73 golpes (1 sobre el par) que les colocan a seis golpes y equilibrados en el decimocuarto lugar.
El gran batacazo lo protagonizó el norirlandés Rory McIlroy, el segundo menor jugador del mundo y que no levanta cabeza. McIlroy firmó 79 golpes y en una de sus peores actuaciones en Augusta.