¿Alguna vez le han pegado tan fuerte al driver que han terminando rajándolo? Probablemente no. Es más, seguramente ni se les había pasado por la cabeza esa posibilidad -a nosotros tampoco, para qué les vamos a mentir-. Sin embargo, sí que es posible y esta semana el campeón del Sanderson Farms Championship, Cameron Champ, se ha encargado de demostrarlo en el PGA Tour. Fíjense si no en la instantánea que colgó en su perfil de Twitter Justin Leonard, en la que mostraba de qué manera había quedado el palo de su compatriota después de someterlo a pruebas durante el domingo, una media hora antes de salir al campo.
Pero no piensen que es el primero, ni mucho menos. Champ lo vivió como algo absolutamente normal. Sacó el móvil, llamó a su padre y le pidió que, por favor, fuera a su coche a buscarle el palo que tenía de repuesto -que no era ni siquiera nuevo, sino que se trataba de su antiguo driver-. “No tengas prisa, no lo voy a usar hasta el tercer hoyo”, le dijo en tono de broma a su progenitor.
Y los números le avalan como uno de los grandes pegadores a nivel mundial. De hecho, no tuvo el menor problema en destrozar los registros de velocidad del palo y de la bola de la temporada pasada -en manos de Keith Mitchell 200 km/h y de Trey Mullinax 293 km/h, respectivamente-. El jugador norteamericano alcanzó una velocidad con el palo de 208 km/h y la bola llegó a volar a ¡310 km/h! Brutal.