Francia implantó recientemente una campaña nacional contra el tabaquismo en lugares públicos, prohibiendo el consumo de tabaco en parques, playas y otras zonas, al tiempo que también prohibió los cigarrillos electrónicos desechables y el anuncio de un aumento del precio a 13 € el paquete en 2027, con el objetivo de crear una generación «libre de tabaco» para 2032. Prohibición que alcanza a todas las sedes olímpicas de los Juegos de París, excepto en determinadas zonas asignadas para fumadores.
Una prohibición que está sufriendo Charley Hull, inglesa a la que se le suele ver con un cigarrillo entre los labios en el campo durante la competición. «Sí, fumo en el campo. Es un hábito, pero no lo haré esta semana. Sí, es algo que hago», declaraba la inglesa antes del comienzo de la competición a Golf Digest. «Sí, creo que sí que me afectará, porque me relaja un poco, pero es lo que hay», añadía Hull.
Según la británica, quién sufre un trastorno por déficit de atención con hiperactividad, el fumar «me ayuda a controlar los nervios», y viendo lo que hizo en la primera jornada, su resultado quedó muy lejos de lo esperado para la undécima mejor jugadora del mundo, 81 golpes que la relegaban al penúltima lugar, solo por delante de Ursula Wikstrom, 82 golpes. Resultado que mejoró en la segunda jornada con un 71.
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