Sólo hace falta dar una vuelta por Royal Melbourne para darse cuenta de que este campo tiene algo especial que no lo tienen otros complejos del mundo. Quizá sea por ello por lo que fue elegido por segunda vez en esta década sede de la Presidents Cup y sea la razón que posibilitará que a partir del próximo viernes algunos de los máximos exponentes de este deporte vayan a estar sobre su hierba para jugarse el todo por el todo en un envite que contará con el aliciente de poder disfrutar de Tiger en su nueva versión de capitán-jugador.
“Royal Melbourne es lo más cercano a estar a Pine Valley, donde cada hoyo es genial”, comenta el exjugador del European Tour Mike Clayton, natural de la ciudad australiana de la que bebe su nombre el campo. “No me imagino ningún otro campo en el que casi cualquier hoyo sea el mejor en el 90 por ciento de los campos de cualquier parte del mundo. Esa era la idea de Pine Valley. Y Royal Melbourne está hecho a su imagen y semejanza”, completó.
Diseñado por Alister MacKenzie -la misma persona que se encargó del Augusta National en 1933-, Royal Melbourne fue el primer intento del famoso arquitecto de dejar poso con un Old Course como el de Saint Andrews. “MacKenzie odiaba con todas sus fuerzas el Golf apretado y restrictivo. Quería que la gente tuviera espacio para diseñar su estrategia, con lo que abría la posibilidad de que el jugador eligiese el lado incorrecto de la calle y así dejarle un disparo más difícil despuésl”, afirma Clayton.
“Si te equivocas de sitio el siguiente disparo es casi imposible. Aunque si eres lo suficientemente bueno y valiente, puedes lograrlo. Por eso Seve jugó siempre tan bien aquí, en St. Andrews y en Augusta. Destacó cuando le dejaron capacidad para expresar cuál era su juego. Lo hizo con imaginación y estilo. Ballesteros era el tipo de jugador al que MacKenzie quería alentar con sus diseños”, argumentó el oceánico, que advierte a los jugadores sobre su dificultad.
“No veremos demasiados disparos que se claven en los greenes. Los tiros realmente buenos se quedan a unos cinco metros de bandera. Más cerca que eso es algo excepcional”, sentenció. En sólo unas horas saldremos de dudas.