Siempre se les ha presupuesto alguna especie de ventaja a los deportistas que juegan en casa. Puede parecer una tontería, pero el hecho de poder contar con el apoyo del público le da alas al jugador y le permite gozar de un plus con el que no puede contar bajo ninguna otra circunstancia. De esta manera, asume el peso de todo un país, lo carga a su espalda y comienza a dar golpes precisos y acertados, alentados por el griterío de la gente.
Y lo cierto es que los resultados así lo demuestran. La victoria del turinés Francesco Molinari en el pasado Open de Italia –segunda victoria en casa de las cuatro que acumula en su carrera europea- hizo subir a trece el marcador de jugadores nacionales que han conseguido llevarse este 2016 un torneo en su país. Y todavía restan siete eventos más antes de llegar a las Final Series de la Race to Dubai…
Este hecho no es nuevo, pero sí sorprendente. Ya el pasado año once golfistas consiguieron sumar un triunfo actuando como local y este 2016 ya se ha superado con creces. Los Schwartzel –por partida doble-, Holman, Stone, Porteous, Chawrasia, Li, McIlroy, Wood, DJ, Walker, Luiten y Molinari- han alzado la copa en su propia casa para regocijo de todos los asistentes, en lo que hace un 32,5% de deportistas locales llevándose el triunfo en su tierra en los torneos programados en el calendario del circuito europeo.
Este astronómico porcentaje no podría tomarse tan en cuenta al otro lado del charco, pues la gran mayoría que participan en los torneos del PGA son estadounidenses, por lo que la probabilidad de que consigan victorias es más elevada que en Europa. Para que se hagan una idea, en el Open de Italia disputado en Monza entraron en acción hasta 21 nacionalidades diferentes y tuvo que ser un italiano el que llevara a cabo un torneo increíble –hacía mucho tiempo que no veíamos jugar así de bien al pequeño de los Molinari- para añadir a sus vitrinas su ¡segundo abierto de su país! ¿Casualidad?