“No soy ni Tiger ni Seve, pues ellos son únicos. Lo que voy a ser es el Jon español”. Con estas palabras, el vizcaíno mostraba orgulloso su tarjeta como miembro de pleno derecho del PGA Tour a comienzos de este año. El jugador vasco, que el pasado mes de noviembre cumplió 22 años, llegaba a la gira avalado como uno de los golfistas jóvenes con más clase del planeta –no en vano se mantuvo en el número 1 del mundo amateur durante dos años consecutivos-, aunque ya sabemos que en muchas ocasiones esto no es sinónimo de victoria en un circuito tan exigente como el del país estadounidense.
Pero ya ven. Rahm ha necesitado solo 11 torneos en el país de las barras y estrellas para meterse a todos en el bolsillo y comenzar a escuchar su nombre con fuera en todos los medios de comunicación. Con el primer objetivo que se propuso hace tres semanas conseguido –entrar entre los 50 mejores jugadores del planeta-, afianzarse en esta posición es el siguiente paso, siempre con la vista hacia delante y, ahora sí, teniendo el Masters de Augusta como primer gran objetivo de su corta carrera.