En alguna que otra ocasión les hablamos de los duros -y tensos- inicios de la relación entre Tiger Woods y Phil Mickelson. La competencia entre los dos ha sido feroz en estas dos últimas décadas y el palmarés de uno y otro da buena cuenta de ello. Sin embargo, aquella grave lesión de Tiger que lo alejó de los campos de Golf casi dos años sirvió para algo más que para recuperar a uno de los mejores jugadores de toda la historia. Sirvió para que estos dos genios se reencontraran y limaran sus asperezas hasta límites insospechados.
Si hace cinco o seis años nos llegan a decir que los dos deportistas californianos iban a lanzarse piropos a través de los medios o que incluso participarían en un espectáculo televisivo uno contra uno, habríamos desechado enseguida la idea por inverosímil. Pero los dos grandes rivales son desde entonces dos grandes amigos. La más clara muestra, y a la que hemos tenido acceso hace sólo unas horas gracias a la cuenta oficial del Masters en Twitter, es lo ocurrido hace justo un año, coincidiendo con el triunfo de Tiger Woods en su visita al Augusta National.
Aquel 14 de abril de 2019 fue especial para Tiger -más allá de por el hecho de conseguir su quinta Chaqueta Verde catorce años después de lograr la última-. Y es que al llegar Woods al vestuario de campeones colocado en la segunda planta de la Casa Club, debajo del cartel en el que aparecía su nombre y los años de sus triunfos hasta entonces –1997, 2001, 2002 y 2005– había una pequeña nota escrita en una servilleta con el logo del Augusta National.
“¡Tiger, ha sido impresionante! ¡Qué gran torneo has jugado! ¡Estoy muy feliz por ti!”, indicaba el mensaje, que venía firmado por Phil. Un nombre que no puede referirse más que a Lefty, que quiso tener este gesto con su compatriota fuera de cámaras. Aunque seguro que a estas alturas a Mickelson no le importa que este detalle haya salido a la luz.