Si de su primera victoria en San Diego allá por 2018 la imagen icónica de Jon Rahm fue aquel putt de eagle que le llevó a fundirse en un gran abrazo con su caddie, de este triunfo conseguido un año después, el segundo en el PGA Tour, hemos de destacar el putt del triunfo. Y es que poco le importó que se tratara del cuarto hoyo del desempate. El español agarró el palo con firmeza, se cuadró, apuntó… Y el resto ya lo conocemos. Un puro que le dejaba a Landry ante la difícil tesitura de tener que embocar para volver al tee. Algo que no consiguió y que llevaba al español hasta el número dos del mundo en aquel momento.
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