Fue el colofón a una enorme remontada que comenzó a tener tintes dramáticos con dos bogeys en los dos primeros hoyos del domingo. Por suerte, Keith Mitchell tenía deparado lo mejor para el final. Cuatro birdies sin errores en las siete últimas banderas de la ronda le sirvieron en bandeja su primer triunfo en el Tour. Especial trascendencia fue el logrado en el 18 gracias a un purito desde casi cinco metros que certificó su dominio sobre la hierba del PGA National.