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Después de la polémica, Reed logró un triunfo que le pone de cara meterse en la Ryder. Foto: Foto: @NYPost
Si nos lo llegan a decir en julio de 2019, cuando se impuso en el WGC-FedEx St. Jude Invitational teniendo ya a sus espaldas dos US Open y otros tantos PGA Championship, habríamos tildado de locura estas informaciones. Sin embargo, el Golf es como es -si no que se lo digan a Jason Day– y en un abrir y cerrar de ojos se puede pasar de la cresta de la ola a los estratos más bajos del subsuelo. Las lesiones le pasaron factura en otoño del 2019 y, a partir de aquí, la carrera de Brooks Koepka no ha vuelto a parecerse ni un ápice a lo que había sido hasta ese momento.
Una situación que volvió a escenificarse en el Farmers Insurance Open de esta pasada semana, donde falló el corte por tercer torneo consecutivo -entregó dos cartulinas con 72 y 76 golpes- para quedarse momentáneamente fuera de la Ryder Cup. Sí, han leído bien. Aquel robusto jugador que parecía infalible en las grandes citas ha ido concatenando un mal resultado con otro hasta quedarse fuera de esa lista que conforman los clasificados por sus méritos en el mejor circuito del mundo. De hecho, el gran culpable de todo esto ha sido Patrick Reed, que con su victoria en Torrey Pines ha dado un golpe encima de la mesa para no estar dependiendo de las invitaciones que dispone el capitán Steve Stricker.
“Lo que he podido sacar de toda esta semana es lo enamorado que estoy del Golf y también la pasión que siento por mi país”, comentó Reed sólo unos minutos después de levantar el trofeo de ganador en el Farmers Insurance Open. “No hay ninguna otra razón por la que hoy me haya vestido de rojo, blanco y azul”, aseguró ante las preguntas de los periodistas de si su indumentaria tenía algo que ver con su más que probable entrada entre los clasificados para la cita del próximo otoño en Whistling Straits.
“Capitán América”, aun con sus largas sombras, es un gran atractivo para la cita bianual -no en vano todavía no conoce la derrota en los individuales, con un balance de 3-0-, pero la ausencia de Koepka es un arma de doble filo que tendrán que gestionar desde el combinado americano. Y es que, a día de hoy, veríamos harto complicado que fuera agraciado con una de las invitaciones. Quedan todavía seis meses, pero los eventos se van sucediendo y BK sigue sin dar con la tecla.
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