La base para gozar de una exitosa carrera como deportista se centra en una buena alimentación, y si no que se lo digan a Graeme McDowell. El jugador irlandés busca desde hace tiempo por todos los medios arañar puntos en cada campeonato para cazar a su compatriota Shane Lowry en su lucha particular por acceder a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro del próximo año.
Tras muchos intentos en balde –el último de ellos en el Open de Francia, donde pretendía conseguir su tercera victoria seguida– parece que el golfista británico ha dado por fin con la tecla, con la panacea a sus problemas –al menos es lo que demostró en la primera jornada del Open de Escocia–. Y es que su nueva dieta basada en productos locales como los haggis y el whisky parece dar resultado.
Para todo aquel que no conozca lo que son los haggis se trata del plato escocés más conocido, que se elabora a base de asaduras de cordero u oveja –pulmón, hígado y corazón– mezcladas con cebolla, harina y especias y siempre acompañado de un puré de colinabo y patatas.
Comida casera cien por cien que McDowell no ha dudado en asumir como suya en estos últimos días. Según ha comentado el deportista ante los medios de comunicación, estas “comidas de puchero” le hacen reencontrarse con su juventud, con aquel muchacho que pasaba las vacaciones en familia a lo largo y ancho de Escocia.
“En mi último viaje a Muirfield encontré un pequeño café y he estado comiendo allí durante toda la semana. Me ha sentado realmente bien un poco de comida casera”, bromeó el actual número 52 del mundo. “No es tanto el tocino o la salchicha como los haggis. Los haggis son mi perdición. Durante esta semana no han faltado en mi desayuno. El whisky también es algo que me atrae, pero ojo, no durante el desayuno. En el restaurante de los jugadores no podemos encontrar ninguna de estas cosas”.
McDowell ha tomado la directa para conseguir su segundo Open de Escocia, después del logrado en Loch Lomond en el año 2008, y en la primera jornada acabó con cuatro golpes por debajo del par, a solo tres del líder, el danés Thorbjorn Olesen. Parece que su conexión con Escocia le ha servido de revulsivo para retomar el pulso a la competición. Ahora bien, esperemos que la báscula se porte bien con él después de esos banquetes.