El canadiense se estrena en el mejor circuito del mundo después de haberse clasificado desde la previa y completar una semana de ensueño
El cuento de hadas que inició desde la previa del lunes Corey Conners (66 golpes, -20) en el Valero Texas Open ha terminado por tomar tintes épicos este domingo tras una de las rondas de golf más rocambolescas de los últimos tiempos que, como las buenas películas, tuvo de todo: un inicio prometedor, una caída a los infiernos y una recuperación propia de un superhéroe para anotarse la primera victoria de su carrera en la semana previa al Masters de Augusta, primera cita en mayúsculas de la temporada, en la que ha obtenido el último billete en juego.
Aunque centrémonos en lo conseguido este domingo por el jugador canadiense, que hay que tenerlo muy en cuenta. Y es que Conners empezó a destacar rápido en el partido estelar de la última ronda sumando cuatro birdies en las cinco primeras banderas que hacían presagiar un triunfo cómodo. Sin embargo, toda la fortuna que había tenido en la primera parte de su recorrido se tornó en su contra en los restantes hoyos hasta el punto de cometer cuatro bogeys consecutivos con los que cerró las nueve primeras banderas.
Las dudas se apoderaron de él y la ventaja desapareció en un abrir y cerrar de ojos, lo que sumado a las destacadas actuaciones de Charley Hoffman (67 golpes, -18) y de Ryan Moore (64 golpes, -17) propiciaron un atasco en las primeras posiciones de la tabla. Pero entonces, cuando todos esperaban que Conners terminara doblando la cuchara como consecuencia de sus errores, llegó la remontada de un jugador que parecía herido de muerte. Así fue anotándose un birdie tras otro hasta un total de seis, que hicieron emocionarse a su mujer en la grada y teñían de color un final de campeonato que vio desplomarse al surcoreano Si Woo Kim (72 golpes, -15).
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