En los últimos días de 2017 es momento de abrir el cajón de sastre y sacar los números a relucir, esos que dicen que se han producido unos cuantos sucesos más que curiosos en los últimos doce meses y que tienen que ver con el ranking global. Y es que no hay más que ver que casi la mitad de los primeros 50 jugadores de la clasificación se encontraban fuera de esta en el mismo periodo de 2016 -solo hay que fijarse en Jon Rahm, que por aquel entonces ocupaba el puesto 137 después de un esfuerzo estratosférico por lograr los derechos de juego en el PGA Tour-.
Un 40 por ciento que habla muy bien de la salud de la que goza el Golf, con una gran competencia que hizo posible que nadie repitiera triunfo en ningún Major. ¿Y queréis saber quien ha protagonizado el mayor salto desde fuera del Top 50 para adentrarse entre la élite del Golf? Error. No se trata del jugador vizcaíno, sino del norteamericano Patrick Cantlay, cuyo reciente triunfo de hace apenas un mes en el Shriners Hospitals for Children Open, unido a sus grandes actuaciones en el HSBC Champions –T15-, BMW Championship –T9– o The Northern Trust –T10-, le ha permitido vivir el astronómico empujón desde el 1866 al 38 del mundo.
Aunque si quieren alucinar de verdad -esta vez sí-, fíjense en el de Barrika. Con sus recién cumplidos 23 años se ha ganado el honor de ser el golfista que ha entrado con más fuerza en la cúspide de esta tabla, ascendiendo hasta la cuarta plaza y siendo el mejor europeo del mundo -solo superado por el trío estadounidense-.
Pero claro, si hay sorpresas también tiene que haber decepciones. Y esta tiene un claro nombre: Bubba Watson. El deportista de Florida ha cuajado el peor año de su carrera desde que se hizo un hueco en el Top 50 allá por 2009 y ha pasado del décimo lugar al 89º. Una tragedia cocinada a fuego lento después de no haber pasado el corte en 16 eventos contados a partir del Masters y de haber obtenido puntos en solo seis de ellos.