Han pasado ya más de 15 meses desde que Danny Willett se proclamara campeón del Masters. Una hazaña a través de la cual, si bien es cierto que fue debida a un cúmulo de circunstancias en las que Spieth tuvo gran parte de culpa, muchos esperaban que el golfista británico diera un golpe encima de la mesa y se mostrara no solo como uno de los dominadores del viejo continente, sino una seria apuesta para Estados Unidos. Pero ni una cosa ni la otra. Un año y tres meses más tarde su gesta en Augusta sigue siendo la última vivida por el inglés.
Y es que solo hay que ver su trayectoria en los últimos meses para darse cuenta de que Willett no está ni mucho menos al nivel demostrado en Georgia. Tres cortes perdidos, tres retiradas y un 76º puesto –de 77 jugadores- en Royal Birkdale es el balance del europeo en los últimos tiempos –sin contar que perdió el corte en Augusta siendo campeón defensor-. Esto ha provocado la indignación del golfista, que está sondeando seriamente la posibilidad de la operación para calmar los dolores de espalda que le están sumiendo en una depresión de juego.
“Mi juego está en estos momentos muy lejos de lo que debería estar”, comentó Willett en una reciente entrevista concedida al Telegraph. “Queda un camino muy lejano para llegar hasta él, tanto a nivel mental como a nivel de puntuación”, prosiguió el británico, que habla de la “frustración” que siente al ver atisbos de mejora que se diluyen con el paso de los días.
“Cada vez que siento que estoy llegando a algún lugar con mi juego da dos pasos para atrás, lo que son diez pasos por detrás de lo que estaba la semana anterior. Cuando me llegue la oportunidad tendré que aprovecharla. Porque jugar los domingos a las 7,55 da poco margen para la motivación”, sentenció.