Parodiando el título de la novela de Gabriel García Márquez podríamos hablar de esta última jornada como la crónica de una victoria anunciada. Y es que desde el pasado viernes–cuando Jason Day (-15) consiguió el récord absoluto de golpes tras 36 hoyos- pocos dudaban de la victoria del golfista oceánico. Cuestionar hoy por hoy su dominio en el golf mundial es poco menos que una osadía y esta semana lo ha vuelto a demostrar sobre la hierba del TPC Sawgrass.
En los últimos dos años el oceánico ha conseguido la friolera de siete títulos –PGA Championship y número uno mundial incluido- y desde hace solo doce meses se ha convertido en uno de los grandes. ¿Cómo sino explicar la contundencia de su victoria en el mágico The PLAYERS? 22 birdies, doce de ellos en la complicada parte del 10 al 18 –donde ni siquiera cometió ningún fallo- le han encumbrado a lo más alto en la clasificación y a pensar que no es ninguna tontería pensar en un triunfo en el US Open el próximo mes de junio.
De hecho, en sus últimas cuatro participaciones en Majors ha conseguido cuatro Top 10 –T9 en Chambers Bay, T4 en Saint Andrews, triunfo en Whistling Straits y décimo puesto en Augusta-. Una racha que tratará de alargar hasta Oakmont .
El domingo, sin cuajar su mejor golf, fue suficiente con acabar -1 en el día. Sus rivales le pusieron en pocos aprietos, ni siquiera cuando marchaba con +2 tras su paso por el hoyo 9. En vista de que la emoción iba a ser la misma, el oceánico se puso el mono de faena y culminó una extraordinaria actuación con tres birdies en las postreras nueve banderas. Un -16 en el global que le alejó del segundo puesto en solitario de Kevin Chappell (-11) y del grupo con -10 del que formaban parte los también estadounidenses Justin Thomas, Matt Kuchar, Colt Knost y Ken Duke.
Sergio García (+2), quien se enfrentaba a un duro día después de la tan comentada anécdota con los seis putts en el hoyo 5 del sábado, dio una de cal y otra de arena. El castellonense intercalaba golpes de auténtico maestro –no hay más que ver el golpazo en el 17 o los putts de birdie del 4 y el 5 desde 12 y 8 metros y medio, respectivamente- con otros inexplicables, como sus dos bolas lanzadas al agua en el 18 que le costaron el triplebogey y acabar en positivo. Una bipolaridad de la que deberá deshacerse lo antes posible para comenzar a preparar su asalto particular al segundo Grande del año. Toca trabajar.