El australiano quiere poner tierra de por medio y, como ya hizo en su última victoria en el circuito norteamericano, lo está consiguiendo a base de desgaste. Por aquel entonces fue esta misma estrategia la que le condujo al éxito en el BMW Championship de mediados de septiembre y, de seguir por estos mismos derroteros, es el planteamiento que le puede llevar a alzarse también con el triunfo en este Anorld Palmer Invitational.
En la jornada del viernes, como ya hiciera durante la primera, ha vuelto a ser el mejor sobre la hierba de Bay Hill y con siete golpes por debajo del par del campo se ha situado en -13 y toma ya un colchón de dos golpes respecto a Henrik Stenson (-11).
Pero más allá del resultado –que es buenísimo tratándose solo de la segunda jornada- lo que más ha impresionado de Jason Day es su constancia: siete birdies sin fallo con un patteo de escándalo y unos approach de impresión –una muestra de ello es su segundo golpe en el hoyo 3 que se quedó a un palmo de convertirse en eagle-. De seguir a este nivel sus rivales van a tener que sudar tinta para poder aguantarle el ritmo.
Aun así, hay alguno que osa intentarlo. Es el caso del sueco Henrik Stenson, que se ha colocado a rebufo del de Beaudesert firmando la segunda mejor tarjeta del día y apunta a uno de los jugadores a tener en cuenta de cara a la lucha final. Junto a él otro europeo, el inglés Justin Rose (-10), que tuvo una jornada tranquila, con seis birdies sin fallo y completa el tridente candidato a la victoria en Orlando (Florida).
Del resto de la jornada merece especial mención la enorme recuperación de Rory McIloy (-2), a quien muchos ayer dábamos ya por derrotado después de finalizar sus primeros 18 hoyos con tres golpes por encima del par del campo.
El norirlandés, fiel a sus tradiciones en los últimos tiempos, ha rendido a las mil maravillas con la espada de Damocles sobre su cabeza y solo un bogey en el 7 le ha quitado lustre a los seis birdies y a su enorme participación del viernes, con la que se coloca en el T42.