Hay formas y formas de intentar eludir una sanción, pero lo cierto es que la empleada por Ian Poulter es de esas que te hacen esbozar una sonrisa por su mimo a la hora de planearla. Pongámonos en situación: 1 de abril de 2018 y el inglés logra la victoria en el PGA Tour en el Houston Open tras más de cinco años de sequía en el circuito norteamericano. Un hecho que provoca un terremoto en su agenda del 2018, pues le vuelve a situar en los grandes torneos y en numerosos eventos que en un principio no esperaba disputar.
Pero esto trajo consigo también una contrapartida: la obligación de disputar un mínimo de 25 eventos para mantener el estatus de jugador del PGA Tour -en la teoría son 15, pero para que este número fuera así habría de haber incluido un torneo que no ha disputado en sus últimos cuatro años, algo que Poulter no hizo- . Y fue aquí donde residió el problema. Poulter podía haber cumplido el cupo disputando el Wyndham, pero eso también hubiese supuesto jugar nueve semanas seguidas antes de la Ryder Cup, algo que ni se le pasaba por la cabeza. Fue entonces cuando tuvo una reunión con Monahan y, al explicarle la situación, llegaron a un acuerdo -tal y como se hizo unas semanas después con Spieth-.
El británico se comprometía a acudir esta temporada al Torneo de Campeones y al Sony Open -torneo que se disputa esta misma semana en Hawái- y, además, ofrecía el detalle de darle la posibilidad a Wyndham -en contraprestación por su ausencia- de otorgar ocho invitaciones para que unos pocos afortunados pasaran un día junto a él en su casa de Orlando (Florida). Los datos, que hemos podido conocer gracias a Doug Ferguson de Associated Press, hablan de que todos ellos disfrutaron de un almuerzo juntos, además de disputar una ronda en el club del jugador y de visitar su museo -colección de Ferrari y recuerdos de la Ryder incluidos-.
“Yo diría que estaba un paso más allá de lo que podemos considerar un regalo aceptable”, ha señalado Andy Pazder, director de torneos y competiciones del circuito. “Hacer lo que hizo fue simplemente fantástico”, sentenció. Una forma muy original de ganarse el favor de los mandamases.