Qué decir de este inicio de temporada en el circuito norteamericano. 3 eventos, 3 ganadores diferentes. Pero lo más importante: 3 rookies que se han acabado imponiendo a los más veteranos. Sucedió con Emiliano Grillo y Smylie Kaufman. Y hace apenas unos días con el golfista de Louisville Justin Thomas.
Al contrario que los otros dos jugadores, Thomas era el 39º torneo que disputaba en el PGA. Sin embargo, sólo tiene 22 años, algo que sorprende al público, que en los últimos tiempos se ha acostumbrado a verle en los peldaños más altos de las clasificaciones de los torneos.
Desde Twitter muchísimos aficionados entonaron el domingo aquello de “Justin Thomas gana por fin su primer torneo en el PGA Tour”, el “ya era hora” o el “después de mucho intentarlo ya es campeón”. Pocos conocían que este chico contaba sólo con 22 primaveras, pues ya el año pasado se había convertido en una cara visible del circuito aun no contando todavía con la tarjeta del PGA.
Las expectativas para los jóvenes golfistas en este inicio de curso están saltando por los aires. Nadie sabe hasta dónde serán capaces de llegar en el próximo torneo. Y estas altas perspectivas no vienen dadas sólo por los medios de comunicación y las redes sociales. En muchas ocasiones son los propios deportistas los que se autoimponen un nivel de exigencia muy alto, como puede extraerse de las palabras de Thomas tras vencer el pasado domingo en Malasia.
“Me he fijado en golfistas como Rickie Fowler quien, pese a jugar muy bien, le llevó un tiempo conseguir su primera victoria. Entiendo que estamos en un deporte donde el porcentaje de victorias de cada uno de los jugadores no suele ser muy alto, pero voy a intentar seguir jugando de esta manera para poder disfrutar de más momentos como éste”. Y añadió: “Esperaba ganar mucho antes, honestamente. Siempre he tenido altas expectativas sobre mí mismo”.
¿Mucho antes? Ya quisieran muchos ganar alguna vez en su vida en el PGA Tour.