A lo largo de los años hemos visto a Bubba Watson meter la bola de todos los colores y de todas las formas posibles. Hace unos días, en el pasado Valspar Championship, el jugador de PING se despidió del torneo con uno de los mejores impactos de la segunda jornada tras embocar desde la arena en una de sus especialidades. Sin embargo, no parece que sea el único miembro de su familia en conseguir llevar la bola al fondo del agujero en tiros inverosímiles.
Su hijo Caleb, sin ir más lejos, ha dado muestras de que esta facultad podría ser hasta hereditaria. Pongámonos en situación: los Watson se marcharon el miércoles a pasar el día en un minigolf cuando, en uno de los golpes de su hijo en un hoyo la mar de complicado, ocurrió lo que nadie esperaba: la llevó a la cazoleta a la primera con una carambola de las que hacía tiempo que no veíamos. Para ver una y otra vez.
