De tal palo, tal astilla. Vean cómo le pega a la bola “Little John”, el hijo golfista de Daly (Inc. VÍDEO)

11 diciembre, 2016 | Redaccion

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El hijo menor de Wild Thing demostró que lleva el golf en la sangre en un torneo junto a su padre John.

Que un hijo tome el sendero de su progenitor es siempre un orgullo para el primero, sobre todo si ese padre ha sido uno de las personas más destacadas en su disciplina. Esto es lo que ha debido sentir esta semana John Daly, que el pasado viernes participó junto al más pequeño de sus tres hijos en el Padre-Hijo Challenge disputado en el Ritz Carlton Grande Lakes de Orlando (Florida).

Allí, “Little John” –o “LJ”, como suele llamarle a menudo- sorprendió a propios y a extraños cuando saltó a la hierba con unos pantalones multicolor a juego con el de su padre al más puro estilo Wild Thing y dejó muestras de que la calidad la lleva en los genes con un driver potente marca de la casa.

“Lo cierto es que tiene un buen swing”, confesó entre risas el padre de la criatura una vez que finalizaron la ronda. “Con 13 años es un hándicap 5. Chippea bien, pattea bien… con esta edad no se le puede pedir nada más”, prosiguió el doble campeón de Major. Y es que su delicadeza con el palo no puede sorprender a nadie que conozca un poco la historia de cómo el pequeño de los Daly comenzó a saborear las mieles del golf. Fue a los dos años y puede establecerse un símil con lo que vivió durante su niñez Phil Mickelson –aunque aquí sin espejos de por medio-. El hijo de la cuarta esposa de John, Sherrie Miller, apenas levantaba dos palmos del suelo e imitaba a su padre mientras este practicaba.

“En el momento en que le enseñé cómo coger el palo ya quería jugar en campo grande ¡y con los míos! Nada de palos junior. Recuerdo que era tan largo que tenía que colocárselo debajo del brazo para que no se le moviera en exceso”, comentó Daly. Y los resultados de tantas idas y venidas con el material entre las manos no se han hecho esperar. “Little John” golpea con el driver una media de 250 yardas –unos 228 metros- y con el hierro 7 sobre unas 150 -137 metros-. Casi nada. ¡Y apenas es un adolescente!

“Le encanta este deporte. Nunca le he presionado para que se decantara por él, pero ahora mismo es su vida. Es lo que quiere hacer”, sentenció. Y no hace falta que nos intente convencer de lo contrario. Para muestra un botón.