Quizás, para todos aquellos que no son muy asiduos a seguir semanalmente el European Tour le sorprendería este pasado domingo uno de los nombres que se coló en uno de los partidos estrella del PGA Championship. Hablamos del tailandés Jazz Janewattananond (pronúnciese: «JANNA -watta- NON-nond«) quien, además de jugársela a los que se ocupaban de colocar los nombres en los marcadores dispersos por todo Bethpage -su apellido tiene tantas letras que no cabía-, protagonizó una de las historias más curiosas a pesar de haber finalizado la última ronda con un 77 en su cartulina.
Y es que este jugador de apenas 23 años, que se dio a conocer hace una década en el Asian Tour después de convertirse en el jugador más joven de la historia en hacer un corte, maravilló al público en unos 54 hoyos en los que desafió al complejo neoyorquino con tres vueltas de 70, 68 y 67 golpes para seguir extendiendo un sueño que empezó a vivir ya a comienzos de semana en la cancha de prácticas. “Había gente en todas partes”, reconoció el jugador asiático después de hacer un repaso al que ha sido su segundo Major como profesional.
“No lo podía creer. Tanto en la gira europea como en la asiática las rondas de práctica no le importan a nadie. No hay nadie allí. Aquí había miles y miles de personas que te aplaudían si hacías un buen tiro y te abucheaban si lo hacías mal”, sentenció un golfista que en el año 2016 dio un vuelco inesperado a su vida después de retirarse de la competición durante unos meses para unirse a unos monjes en un templo del norte de su país.
“Antes de hacerlo el golf lo era todo para mí, lo que hacía que tuviera mucha presión durante los torneos. Desde entonces he estado compitiendo con menos presión y he empezado a obtener mejores resultados”. Y su Top 14 en el PGA Championship no hace más que darle la razón.