Si hace una semana estábamos hablando de que Rory McIlroy había tenido una discreta actuación en el Honda Classic –hay que recordar que no pasó el corte, que se estableció en cuatro sobre el par– hoy debemos decir que, pese a mejorar en su juego, todavía estamos lejos de ver al mejor McIlroy.
El pasado fin de semana fuimos testigos de la poca seguridad en el swing del británico, lo que al final se tradujo en el ya famoso “hierro 3 al agua” de la segunda jornada. Tras el reciente WGC-Cadillac el norirlandés habló con los medios de comunicación y manifestó que necesitaba sentirse “con más confianza” si quería tener alguna posibilidad de victoria en Augusta.
El actual número uno del ranking mundial hará su debut en el Arnold Palmer Invitational en quince días, y está decidido a poner en forma su juego antes de la primera cita importante de la temporada. “Tengo una semana de descanso para intentar centrarme y trabajar sobre los aspectos en los que no he estado bien en estas dos semanas. Estoy bastante decepcionado con la forma en que jugué el Honda y esta semana, aunque a nivel de resultados fue bastante mejor, tuve un final un poco decepcionante también”, comentó el deportista.
McIlroy reconoce que está “falto de confianza”, y eso le está llevando a cambiar su juego. “Tengo muchas dificultades para golpear la pelota de derecha a izquierda, es por esto que tengo miedo de realizar ciertos tiros. Estoy jugando muy lejos de las banderas, de una forma muy conservadora, lo que es muy extraño para mí”.
El golfista británico jugará en los próximos días en el Augusta National junto a su padre Gerry y algunos amigos, entre ellos el jugador de football de los New England Patriots Tom Brady. “Voy a practicar los tiros que necesito. Golpearé una gran cantidad de draws, que es lo que ahora mismo me hace falta”. El norirlandés acabó en novena posición este pasado fin de semana –uno bajo par en el global–, a ocho golpes del americano Dustin Johnson.