Empezó dubitativo, siguiendo con la inercia negativa de los últimos 18 hoyos del sábado. Tres birdies y tres bogeys en sus nueve primeros hoyos dominicales que no hacían otra cosa que permitirle seguir en la pelea. Pero, por fortuna para él, todo cambió en la parte final de su recorrido. Las últimas nueve banderas se convirtieron en la tabla de salvación para Jason Dufner, quien con tanto esfuerzo había agarrado el liderato durante los dos primeros días de competición.
Cuatro birdies sin errores que le ponían líder con –13, con todavía los dos partidos estelares por concluir. Es por esto que, con solo dos golpes por encima de Fowler, no se podía permitir el lujo de cometer un bogey en el 18. El riesgo de que se diera la vuelta a la tortilla y la salida al PlayOff de desempate estaba más que presente. Y, sin embargo, el último par 4 se le atragantó hasta tal punto que dos errores con los palos largos le dejaron un putt de diez metros si quería salvar el par. Apuntó, disparó y… ¡bingo! Un purazo que valía un torneo en casa de Nicklaus.