El comienzo de Woods en este 2015 dejó huella cuando entregó la peor cartulina en 317 eventos disputados por el californiano en el PGA Tour. Fueron 82 golpes, 44 por los primeros nueve (10 al 18) y 38 por los segundos, ahí es nada. En esa tarjeta se anotaron seis bogeys, dos doblebogeys, un triplebogey y apenas dos birdies. “Todos tenemos días como este”, dijo Woods. “Por desgracia, la mía fue hoy en un lugar público. Tomamos lo bueno y lo malo”.
Tal hecho ocurría el pasado 30 de enero durante la segunda ronda del Phoenix Open, si, en aquel donde Jon Rahm deslumbró al público de Arizona durante toda la semana. Hasta ese día el peor registro de Tiger databa de 2002 cuando sumó 81 golpes durante la tercera ronda del Open Championship bajo unas horrendas condiciones climatológicas.
Apenas cuatro meses después Tiger Woods ha sido noticia por superar un mal registro. En la llamada jornada del movimiento del Memorial Tournament, recorrido que le ha visto ganar en cinco ocasiones, el que fuera número 1 y 172 en la actualidad entregó una cartulina en la que anotó 85 golpes (42+43), 13 sobre par, en la que se podían leer 6 bogeys, 2 doblebogeys, un cuádruplebogey y un solitario birdie.
“Yo sólo estoy tratando de seguir comprometido con aquello en lo que hemos estado trabajando durante tanto tiempo. He pegado horrible, sí. ¿Y qué? Tengo que pasar esta fase hasta acostumbrarme a ello”, afirmó Tiger ante los medios de comunicación este pasado jueves después de firmar un 73. Este sábado Tiger Woods se negó a hacer declaraciones a la prensa.
Testigo de excepción fue el novato de 24 años, Zac Blair. Durante el PGA Championship del año 2000 el ahora profesional del PGA Tour le pedía un autógrafo a su ídolo mientras su padre, profesional de Club, competía en el campo.
Quince años después Blair, quién firmó 70 golpes, cumplía un sueño. «Siempre he querido jugar con él. Desde pequeño siempre soñé jugar con él. Es una pena verlo jugar así». Y todo ello a menos de dos semanas del US Open.