Muy mal tendría que dársele la jornada dominical a Dustin Johnson (64 golpes, -22) para no se llevarse a casa su 22ª victoria en el PGA Tour y, lo que es más importante, el retorno al número 1 del mundo. El jugador de Columbia, después del 60 de la jornada del viernes que le terminó dejando un regusto amargo por la grandísima oportunidad que desaprovechó para registrar un récord para el recuerdo, volvió a imponer su ley en el TPC Boston con una jornada del movimiento que lo acerca a la triple corona en el Northern Trust.
DJ, que se despegó desde los primeros minutos sin excesivos problemas de su compatriota Scottie Scheffler (67 golpes, -17) en lo más alto de la tabla, encontró en las nueve primeras banderas una firme tabla en la que apoyarse para dejar el torneo encarrilado. Así, cuatro birdies sin errores en la primera parte de su recorrido le dieron la bienvenida a unos nueve segundos hoyos que, si bien es cierto que no destacaron sobremanera, le sirvieron para anotarse otros dos birdies, un eagle y un bogey -el único error en el día llegó tras un fallo en el approach en el 13– con los que reflejó el -22 que ostenta en la actualidad.
Desde aquí, cinco impactos son los que separan a Johnson tanto del mencionado Scheffler como de Harris English (66 golpes, -17), que se ha colado en el segundo escalón del podio y vivirá con el otrora número 1 del planeta el partido estrella del domingo. Un cetro mundial que DJ puede volver a conseguir en sólo unas horas con permiso de Jon Rahm (67 golpes, -10), que para defender su puesto debería llevar a cabo una vuelta de proporciones mesiánicas para intentar colarse en el podio del campeonato.
De momento, el vizcaíno ocupa el Top 19 después de haber igualado su mejor tarjeta de la semana gracias a un eagle, cinco birdies, un bogey y un doblebogey. Precisamente este doblebogey fue el culpable de que no le encontremos en estos momentos dentro del Top 10 y con opciones reales de mantener el número 1, pues en su antepenúltima bandera, con un -11 en su marcador, se dio de bruces con el par 3 del 16. El León de Barrika, buscando el trapo desde el tee, se encontró con el agua y a partir de aquí todo se complicó. Acabó anotándose un cinco y sólo un birdie final en el 18 le permitió llegar a los dobles dígitos y tener todavía la oportunidad de aspirar a retener un privilegio que empieza a tener nombre y apellidos.