Hay campos en los que un jugador no se siente cómodo. Salta a la vista inmediatamente. Golpea a la bola sin fe, a los putts les falta una pizca de mordiente, se pierden los nervios con más facilidad… En definitiva, que todo está predestinado para no acabar con mucho éxito el fin de semana.
Tras éste, el jugador tiene dos opciones: cambiar de actitud de cara al evento del próximo año o –lo que es más habitual- dejar de acudir a ese campeonato y aprovechar la semana para descubrir nuevos horizontes golfísticos. Es lo que en su día le sucedió a Bubba Watson con el Pebble Beach Golf Links de California.
Es cierto que sólo participó dos veces en el AT&T Pebble Beach Pro-Am, pero qué dos. De ambas el jugador de Florida guarda infaustos recuerdos –en una no llegó a pasar el corte y en la otra finalizó en el puesto 44-, es por ello que en 2007 el estadounidense dijo basta. “No volveré a jugar aquí”, llegó a afirmar ante los medios de comunicación.
Pero donde dijo digo, ahora dice Diego. Y es que un amigo le ha convencido para disputar junto a él el evento… Y no podía negarse. Cuando una estrella de la gran pantalla llama a tu número de teléfono es muy difícil decir que no, y más aún cuando se trata de una celebridad de Hollywood. Mark Wahlberg, poseedor de una estrella en el Paseo de la Fama de la meca del cine, mantiene desde hace tiempo una gran amistad con Bubba, y ha llegado el momento de aprovecharse de ello.
“Mark ha conseguido convencer a Bubba de que vuelva a jugar en Pebble Beach, es un gesto muy bonito”, afirmó esta pasada semana ante los periodistas Steve John, director del torneo. Asimismo, John confirmó que ambos estaban programados para jugar en el mismo equipo.
Ni el dinero ni los puntos para clasificarse para la Ryder Cup, donde esté la llamada de un buen amigo que se quiten todas las excusas y demás pamplinas.