Manuel Ballesteros, sobrino del genio de Pedreña, ha logrado su primer torneo profesional a nivel nacional al imponerse en el XXX Campeonato de la PGA de España en el primer hoyo de PlayOff al madrileño Sebastián García Rodríguez. Ambos llegaron empatados con -7 al 18 tras una ronda en la que el sol volvió a brillar en el recorrido burgalés de Riocerezo.
Esta es la primera vez que el apellido Ballesteros vuelve a estar en lo más alto de la información de golf y el primer triunfo a nivel profesional importante en el que un Ballesteros levanta una Copa desde que Seve ganara el Royal Trophy en 2007.
Javi Ballesteros ganaba en 2012 el Campeonato Abierto de Madrid Amateur Masculino en Retamares y Manuel en 2013 un torneo del Circuito Montañés. A parte de esto, Manuel Ballesteros colocará su nombre en la Copa del Campeonato de la PGA de España que ganó su tío hace 30 años.
No se pudo pedir más emoción en esta especial edición del Campeonato de la PGA de España que cumplía su trigésima edición. Por primera vez en su historia el torneo se trasladaba a Burgos, al campo público de Riocerezo, donde un centenar de jugadores aspiraban a la corona. Pero fue Manuel Ballesteros, líder desde el primer día, el que logró imponer su ley en un torneo duro por la climatología de los dos primeros días y por el altísimo nivel de los competidores.
La jornada deparaba emoción desde el minuto uno, cuando grandes nombres del panorama nacional iban tomando posiciones en la tabla. Jacobo Pastor, multiganador esta temporada en el Circuito de Madrid y el Circuito Nacional, venía con ganas de victoria; como el también madrileño Sebastián García Rodríguez (seis triunfos en los que va de año); o Iván Cantero que a principio de semana se le escapaba en PlayOff el título de Campeón de Asturias en favor de Alfredo García-Heredia.
Pero el que saltó a los titulares el primer día fue Manuel Ballesteros, sobrino de Seve al colocarse líder y mantener esa posición hasta el hoyo 17 de la última ronda en Riocerezo. “No he cumplido mis propósitos y he salido como una moto; muy nervioso. Creo que me ha costado nueve hoyos tranquilizarme”, comentaba Manuel al terminar su vuelta y antes de que le cayera una lluvia de cava de la mano de sus primos Javier Ballesteros y el hermano de éste, Miguel, que le ha hecho de caddie.
No lo tuvo fácil Ballesteros que comenzaba el día con tres birdies en los seis primeros hoyos para colocarse con cinco de ventaja sobre el segundo, que en ese momento era Jacobo Pastor. Parecía que el torneo se le ponía de cara al cántabro pero los nervios se le tensaron en el 17, el hoyo con el green en isla que como bien dijo Ander Martínez, gerente del club, a principio de la semana: “A más de uno se le va a atragantar. Ese será el hoyo que va a marcar la diferencia”, como así fue.
Manuel tuvo una escapada con el driver y terminó con tres putts y un doblebogey que igualaba las cosas en el marcador. En el 18 tuvo un putt de poco más de dos metros para ganar el torneo que pasó muy cerca del hoyo. Mientras tanto Sebastián García Rodríguez, que hizo un vueltón de 66 golpes acabando con dos eagles, esperaba en la Casa Club su oportunidad. El PlayOff estaba servido.
Se decidió jugar sobre el hoyo 9, un par 5 relativamente sencillo y con un green receptivo donde esperaba casi un centenar de personas, entre ellos, algunos miembros de la familia Ballesteros-Botín que se habían acercado de Madrid y Santander.
Sebastián, con un buen driver dejaba la bola en mitad de la calle mientra que Manuel se iba a la izquierda del hoyo. En el segundo golpe, el madrileño caía en el búnker de la izquierda de green con tan mala suerte de que la bola quedó hundida. Manuel en un grandísimo golpe, dejaba la bola antes del búnker.
Con los nervios a flor de piel, en un chip de esos que ganan un Grande, Ballesteros dejaba la bola cerca del hoyo, mientras que el madrileño no pudo sacarla de la trampa de arena a la primera. El putt del jugador cántabro bastó para lograr su primer triunfo a nivel nacional en un torneo con historia que ya ganó su tío hace 30 años.
“Nunca había ganado a nivel nacional y estoy muy contento. He jugado muy bien toda la semana, pegando buenos drivers y pateando muy bien. El último putt me he sorprendido a mí mismo porque estaba, incluso, demasiado tranquilo; lo normal es que estuviera temblando. La mala suerte la ha tenido Sebastián que se le ha quedado la bola hundida en el búnker. Y he aprovechado mi oportunidad. En Pedreña lo celebraré con mis padres y amigos”.