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Fabián Gómez campeón en el St. Jude Classic. Foto: @PGATOUR
Con un enorme putt a 9 metros. Así es como ha finalizado el argentino Fabián Gómez su participación en el FedEx St. Jude Classic disputado en el Southwind de Memphis (Tennessee). El golfista chaqueño confirma las buenas sensaciones mostradas desde el primer día de competición –donde logró un cuatro bajo par– y se alza con su primer torneo en el PGA Tour, una victoria de prestigio que le invita a dejar, al menos, durante los próximos dos años y medio sus visitas al circuito Web.com.
La batalla entre jugadores “ascensores” –aquellos que provienen del Web.com– no pudo tener una jornada más apasionante. En la previa del US Open, dos invitados inesperados se colaron en la antesala del segundo Major del año. Fabián Gómez y el inglés Greg Owen llegaban al domingo empatados en lo alto de la clasificación con -9 y con todo el pescado por vender.
Los golpes de uno eran respondidos rápidamente por el contrincante, como cuando el británico convirtió un birdie en el par 5 del hoyo 3. Gómez no fue menos y embocó un putt de dos metros y medio para volver a coger el coliderato. Sin embargo, esta tónica de tablas se rompió en los últimos nueve, donde Owen pagó caro cada bogey –tres en el día–, y permitió escaparse al argentino.
Al final Gómez firmó un -13 –siendo el único jugador del torneo que acabó bajo el par los cuatro días de competición– y aventajó en cuatro golpes a su máximo perseguidor, Greg Owen, y en cinco al quinteto que encabezaban Koepka y Mickelson, que cuajó una gran última jornada en Memphis y llega con la moral por las nubes para pelear por el primer US Open de toda su carrera. Gonzalo Fernández-Castaño, único español en liza, no pudo pasar el corte el viernes.
Esta victoria le permite a Fabián Gómez embolsarse un premio de un millón ochenta mil dólares y, lo que es más importante, de asegurarse una tarjeta del PGA durante, al menos, los próximos 30 meses. Llegaba al torneo el número 288 del mundo y se va con un gran sabor de boca y con la satisfacción de saber que el próximo año pisará la hierba del Augusta National. Ni en el mejor de sus sueños.
