Largo y tendido se habló hace unos meses del estado actual del Campo Olímpico de Golf de Marapendi –y no para bien precisamente-, sede de la vuelta de este deporte a unos Juegos Olímpicos y donde tanto Justin Rose como la surcoreana Inbee Park consiguieron entrar en la historia con sus respectivos oros.
Y es que en marzo pasado una agencia de noticias internacional publicó un reportaje acerca del estado de conservación de muchas de las infraestructuras que se levantaron de la nada para el evento deportivo celebrado en Río de Janeiro en el verano de 2016, detallando el abandono de las mismas –y donde el campo de Golf era una de las peor paradas-.
Tanta caña se le dio al estado del campo que, cuando las aguas han vuelto a su cauce, ha tenido que salir el propio arquitecto del complejo, Gil Hanse, a criticar duramente a la agencia de noticias por una noticia que considera falsa y que está en contradicción con la multitud de opiniones que tanto turistas como oriundos del lugar están dando de Marapendi desde hace doce meses, momento en que finalizaron los Juegos.
“Estoy escuchando constantemente cosas buenas del campo por parte de los lugareños”, afirmó Hanse en una reciente entrevista con GOLF Magazine. “De hecho, puede verse cómo en la foto con la que la agencia de noticias acompaña el reportaje no hay ni una sola muestra del estado de degradación que dicen tener estas instalaciones. Se pueden ver las rayas de la podadora en los greenes, todos los bunkers rastrillados y hasta las calles segadas hasta el punto de parecer una moqueta. ¿Degradado? Es muy frustrante que a estas alturas se les dé bombo a las noticias falsas”, continuó.
En esta misma línea ha apuntado hace unas horas Mark Lawrie, director de la R&A para América Latina y el Caribe, quien ha asegurado que “todas las visiones que apuntaban a que Marapendi sería un fracaso están desapareciendo, pues en la actualidad se promedian más de 700 rondas de juego al mes y se espera doblar ese número antes de final de año”.