De estas cosas no se libra nadie, ni siquiera el cuarto mejor jugador del mundo yendo además líder en el Genesis Open. Y es que Justin Thomas pegó uno de los peores sockets (palabra impronunciable) que hayamos podido ver en los últimos tiempos en el 9 de Riviera viajando hasta la calle vecina del 10 por el que soltó el palo de las manos. Pero ahí es donde salen los grandes jugadores y tras una gran recuperación, el estadounidense pudo salvar el par.

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