Puede parecer un milagro, pero lo cierto es que el mejor Golf del mundo vuelve esta semana al Hilton Head SC solo seis meses después de los estragos provocados por el huracán Matthew. Carolina del Sur sufrió en octubre del pasado año uno de los episodios meteorológicos más tristes de los últimos tiempos en Estados Unidos, llegando a alcanzarse unas rachas de viento de más de 90 km/h que causaron daños en un 14,5 por ciento de la isla. Y claro, la sede del RBC Heritage no se libró de los efectos.
Trozos de ramas, plásticos y hasta el destrozo de parte de los icónicos muelles colocados en el 18 fue la primera evaluación de los daños sobre la hierba del campo estadounidense, unos imprevistos que obligaron a la dirección del complejo a cerrar y hacer frente a una realidad que se presentaba a contrarreloj si querían que el PGA Tour volviera a pisar Harbour Town en la presente temporada.
Y a tenor de lo visto durante los últimos días de práctica, hemos de decir que parece increíble que este mismo terreno estuviera impracticable hace solo unos meses –no hay que olvidar que se perdieron más de 300 árboles durante los días donde la tormenta alcanzó su punto alto-. “Toda la cubierta del muelle ha sido reformada”, afirma orgullosa Nancy Cappelmann, capitana del puerto. “La zona de la marina ha sido reconstruida, cada rincón es más increíble que el anterior. Todo es nuevo y estamos orgullosos de poder anunciar nuestra reapertura”, sentenció.
Y lo cierto es que no es para menos. Hasta los jugadores han reconocido el gran esfuerzo llevado a cabo por los operarios para dejar todo listo para el torneo, como es el caso de Davis Love III, ganador de este evento hasta en cinco ocasiones. “Durante los últimos meses hemos escuchado un montón de noticias acerca de los efectos que había provocado el huracán, pero lo cierto es que no lo notamos tan diferente con respecto al del año pasado.
Está en excelentes condiciones. Es obvio que no están muchos de los árboles, pero no tiene por qué afectar al juego. Estoy deseando competir”, admitió. Y es que este clásico del PGA Tour no podía faltar a la cita ahora que solo quedan dos años para celebrar las bodas de oro.