Ya es oficial. La Solheim Cup ya conoce la sede de la que será su decimoséptima edición desde que comenzara a dar sus primeros pasos allá por 1990. El Inverness Club de Toledo (Ohio) recibirá la competición por equipos más grande del golf femenino en el país de las barras y estrellas una vez que el torneo viaje al Des Moines Golf and Country Club de Iowa el próximo año y regrese a Europa en 2019, concretamente a Gleneagles (Escocia), un campo en el que la tradición de este deporte habla por sí sola.
Así lo ha decido la LPGA hace solo unas horas, dejando en la cuneta a complejos como el vecino Scioto Country Club de Columbus (Ohio), el Brooklawn Country Club de Fairfield (Connecticut) o el Oak Tree National de Edmond (Oklahoma). Y la decisión no podía haber generado mayor entusiasmo entre jugadoras y aficionados. A fin de cuentas, el campo diseñado por Donald Ross desborda historia por sus cuatro costados. En el último siglo acogió dos PGA Championships -1986 y 1993- y hasta cuatro US Open -1920, 1931, 1957 y 1979-, y eso sin contar los demás torneos de prestigio que ha acogido en sus greenes.
“Inverness es uno de los mejores lugares en el mundo del golf y será una gran prueba para los emparejamientos match play”, reconoció en un comunicado el comisionado del LPGA, Mike Whan. Será la oportunidad perfecta de ver si el equipo europeo es capaz de acercarse al dominio de los Estados Unidos en esta competición, que vence en el histórico con un balance de 9-5. La última victoria del viejo continente se produjo, precisamente, al otro lado del charco, cuando en 2013 el equipo capitaneado por la sueca Liselotte Neumann se impuso al de Meg Mallon por un resultado de 18-10, unos guarismos que no pudieron repetir hace un año en St. Leon-Rot alemán, donde cayeron por 14 ½ a 13 ½.