Ni la climatología, ni sus rivales… ni siquiera un dubitativo inicio sobre la hierba del TPC Southwind. Daniel Berger (-13) se llevó a casa su primer título del PGA Tour con una enorme autoridad, siendo el único jugador que golpeó todas las rondas por debajo del par del campo y demostrando que el premio recibido hace solo unos meses como una de las grandes promesas del golf mundial no era ninguna tontería.
Arrancaba los últimos 18 hoyos con un cómodo colchón de golpes respecto a Steve Stricker (-10) y Phil Mickelson (-10), y lo cierto es que el parón en el que se vio envuelto por culpa de las lluvias no le sentó nada bien al joven golfista de Florida, que ya en la primera bandera cometió un bogey que añadía una emoción extra al campeonato. Sin embargo, y a pesar de que durante los primeros hoyos tuvo serios problemas con sus golpes de approach, un extraordinario dominio del putter le hizo resolver con maestría las situaciones difíciles que le podían haber costado más de un disgusto.
Y en cuanto se quitó la presión de encima volvió a ser el Daniel Berger que hemos tenido la oportunidad de ver durante los últimos días. Birdie en el 6, birdie en el 9 y el título que se encontraba cada vez más cerca. El estadounidense no sucumbió ante la presión cuando su compatriota Dustin Johnson (-9) hacía una segunda vuelta para el recuerdo –cuatro birdies y un eagle lo situaron en el Top 5-, ni siquiera cuando Brooks Koepka (-10) se colocaba a solo un impacto tras finalizar el día en -4.
Berger tenía las cosas muy claras y, a pesar del bogey del 10, dejó visto para sentencia el campeonato con tres birdies prácticamente consecutivos en el 12, el 14 y el 15 que pusieron el punto final a una semana para el recuerdo en la previa del segundo Major del año. El St. Jude Classic ha sido el despegue de la carrera del joven Berger, y a buen seguro que no se va a parar aquí.