Una de las primeras preguntas que nos hicimos muchos amantes de este deporte cuando nos enteramos del traspaso del Masters de Augusta al mes de noviembre fue cómo iba a influir la climatología en el Augusta National y, por lo tanto, en el desarrollo del torneo. Y ahora, cuando nos encontramos a una semana escasa para que el último Major del 2020 dé el pistoletazo de salida, ya tenemos la respuesta: mucha. ¿La razón? Las lluvias que con bastante probabilidad caerán sobre la localidad de Georgia durante los cuatro días que tendrá lugar el torneo, según hemos podido conocer gracias a las predicciones efectuadas en el portal weatherchannel.com.
El campo se jugará más largo de lo habitual, tal y como se rumoreó en un principio, aunque no por culpa de las temperaturas -se llegó a asegurar que el frío en esta época del año provocaría que la bola no volara tanto-. Será por culpa del agua, que hará acto de aparición desde el próximo lunes, cuando hay marcado un 40 por ciento de probabilidades de precipitación. Le sigue el martes y el miércoles con un 50 por ciento y, a partir de aquí, también se anuncian lluvias para los dos primeros días del campeonato -con alguna opción de que el jueves haya alguna tormenta eléctrica-.
¿Y qué quiere decir esto? Que con cinco días seguidos lloviendo, lo más probable es que el campo esté muy empapado para las 48 primeras horas. Nadie pone en duda el sistema de drenaje del Augusta National, pero la humedad del terreno de juego unido a que habrá zonas que, por la ausencia de público, no estén desgastadas por el habitual tránsito, podrían hacernos ver un Grande más complicado de lo habitual para los jugadores. Eso sí, para el fin de semana viviremos justo lo contrario, con un sol reinando en lo más alto y temperaturas rondando los 20 grados. Una estampa inmejorable para enfundar la Chaqueta Verde.