Cuánta emoción nos espera este domingo en el Valero Texas Open. Y es que hasta 16 jugadores se encuentran en tan solo cinco golpes de distancia con 18 hoyos todavía por disputar. Pero eso no es todo, la jornada de movimiento sobre la hierba del TPC San Antonio nos ha dejado también nuevo líder en Casa Club. Se trata del estadounidense Ricky Barnes (-11), que fue capaz de entregar una de las mejores tarjetas de la jornada para adelantar a su compatriota Brendan Steele (-10) y situarse al mando de la que sería su primera victoria en solitario en el PGA Tour –después de la que logró en el CVS Caremark Chartity Classic en 2010 junto a JB Holmes-.
El golfista nacido en Stockton (California) arrancó el día en el T4, a cuatro golpes del entonces primer clasificado Steele. Pero ya desde bien temprano dio muestras de que el sábado iba a tener su oportunidad gracias a unos inspirados approach y un gran manejo del putter. Tras sus primeros nueve hoyos Barnes ya sumaba tres birdies en su tarjeta y tan solo un fallo, cifra que en los últimos nueve aumentó en otros cuatro birdies más y un único error. En definitiva, -5 en el día y el deportista de 35 años que coge un pequeño colchón para afrontar con confianza el último asalto.
Y, claro, el principal damnificado de este cambio en la clasificación es Brendan Steele, el otro californiano en liza. El jugador de 33 años tuvo una dura jornada en la que sudó de lo lindo para poder firmar el 72 y seguir con serias opciones de sumar el que sería su segundo triunfo en el Valero Texas Open. Steele, quien sumaba un +2 en su paso por el hoyo 12, tuvo que poner toda la carne en el asador en las últimas seis banderas para situar el par en sus guarismos. Estaremos expectantes, porque a buen seguro que la consecución de su objetivo le dará alas en el partido estelar del día.
Por detrás de ellos aparecen el inglés Luke Donald (-9) –que viene de protagonizar hace siete días su enésimo intento por conquistar el RBC Heritage- y Charley Hoffman (-9), quienes esperarán agazapados su oportunidad de darle un mordisco a la tabla clasificatoria.