Después de tomar algo de aire y reflexionar sobre el último WGC disputado en Austin con el que Jon Rahm nos ha hecho vibrar como hacía muchísimo tiempo, toca felicitar al justo campeón. Y eso que Dustin Johnson no las tenía todas consigo cuando llegó hace ahora siete días al complejo texano, dejando patente ante los medios de comunicación que no estaba pasando por su mejor momento de juego. ¡Pues menos mal!
El estadounidense ha demostrado que a día de hoy no conoce rival en el mundo del Golf, dando una muestra de poderío en cada uno de sus siete enfrentamientos –si bien es cierto que tanto Tanihara como el vizcaíno les hicieron sufrir en las dos últimas rondas-.
5&3 a Simpson, 3&2 a Kaymer, 5&3 a Jimmy Walker, 5&4 a Zach Johnson, 3&2 a Alex Noren y los ya comentados de un hoyo arriba ante el golfista nipón y el español fueron sus resultados desde la primera ronda hasta la final, unos guarismos que se antojan especialmente potentes cuando se comprueba que el golfista de Columbia no fue por detrás en ningún momento del torneo y que, salvo a Rahm, les empezó a comer la tostada a todos sus rivales desde el hoyo 1.
Y es que a la característica potencia de la que ha hecho gala DJ durante toda su carrera, ahora se le ha unido el aplomo y un gran toque con el putter en las manos –nadie a día de hoy dudaría de que llevaría a buen puerto ese putt para llevarse el US Open de Chambers Bay en el año 2015-. Este es otro Dustin Johnson. Mucho más maduro, más seguro de sus posibilidades. Un hecho que le ha permitido llevarse los tres últimos torneos que ha disputado –Genesis Open, WGC-Mexico Championship y WGC-Match Play- y convertirse en el primer jugador que ha completado con éxito los cuatro torneos de las Series Mundiales.
Es por esto que las casas de apuestas le han colocado como gran favorito para hacerse con la victoria en solo dos semanas en Augusta, un evento al que le tiene ganas después de la sexta y la cuarta posición, respectivamente, en las dos últimas ediciones. Esperemos que la Armada haga saltar la sorpresa.