En una de las situaciones más dramáticas de las últimas décadas nadie quiere dejar flecos sueltos en la reanudación de la actividad diaria. Ningún campo prevé dejar a la improvisación la regulación de la nueva normalidad en el mundo entero. Ni siquiera el PGA Tour, que se ha propuesto salvar la temporada con patrocinadores y jugadores reacondicionando el calendario hasta finales de año y ofreciendo plenas garantías de seguridad cuando la competición vuelva a reanudarse dentro de un mes con la disputa del Charles Schwab Challenge en el Colonial CC.
Así, además de introducir desde un principio medidas muy coherentes como la prohibición de la entrada de público en los complejos para el seguimiento de los torneos –se desconoce hasta cuándo- y pautas de higiene y de distanciamiento social para minimizar al máximo los riesgos –sigue en pie la idea de retirar los rastrillos de los bunkers y de que nadie pueda quitar la bandera dentro de los greenes-, el circuito más importante del planeta ha aprobado, con el Consejo Asesor de Jugadores, a fecha 12 de mayo un protocolo de actuación que ha sido enviado tanto a jugadores como otros miembros de la gira que regirá el circuito durante los próximos meses.
Un informe publicado por GolfDigest que se centra, sobre todo, en solventar una de las grandes dudas por parte de los jugadores: su salud. Y es que el PGA Tour ha asegurado que se llevarán a cabo tres tipos de pruebas –cuestionarios, mediciones de temperatura y pruebas de saliva– a golfistas y caddies antes de los viajes, a la llegada a la sede del campeonato y diariamente mientras transcurra el mismo. Del mismo modo se explica el protocolo de actuación en el caso de que alguna de ellas fuera sospechosa de un resultado positivo por COVID-19.
“Si esto ocurriera el deportista deberá aislarse por un período mínimo de diez días sin síntomas posteriores o bien hasta que se den dos resultados negativos con una separación entre pruebas de al menos 24 horas. En cuanto a las personas que den positivo no podrán participar en la competición y en el caso de que el positivo se diera una vez que ha pasado el corte quedaría apartada y cobraría el cheque del último jugador del fin de semana”, señala el informe.
Todo ello con unas férreas medidas para evitar acercamientos innecesarios entre unos y otros –se prohibirá tajantemente comer en el restaurante del campo- y que potenciarán que la gira sufrague parte de los gastos que generará el hecho de que se recomiende la utilización de vuelos chárter –los billetes para los miembros del PGA Tour y el Champions costarán 600 dólares y 300 para los integrantes del Korn Ferry– y de conducción propia de los coches de cortesía, que continuarán siendo accesibles. Una nueva normalidad que estamos deseosos de contemplar.