Después de una temporada repleta de torneos llegamos a la parte final del curso, y con ella al último Major del año. El Quail Hollow Club de Carolina del Norte será testigo de excepción de la disputa del PGA Championship, último Grande del año que podría encumbrar a Jordan Spieth, con apenas 24 primaveras, como uno de los jugadores más prolíficos de la historia de este deporte –no en vano acumularía una victoria en cada uno de los cuatro torneos más importantes-. Y a decir verdad este complejo no es para nada un semidesconocido en el circuito norteamericano.
Algunos de los más grandes han pisado su hierba, han saboreado el par 4 del hoyo 14 –uno de los recorridos más divertidos para los espectadores, pues los jugadores se tienen que enfrentar a todo tipo de obstáculos desde la salida, con una calle muy estrecha y unos bunkers custodiándola, además de un green de dos niveles– e incluso han logrado salir victoriosos después de extraordinarios esfuerzos. Es el caso de nombres ilustres como Vijay Singh, Jim Furyk, Tiger Woods o Rory McIlroy –en dos ocasiones-, que llegará a la cita tras haber finalizado la relación que le unía a su caddie, JP Fitzgerald.
Y es que, pese a que el Quail Hollow Club va a estrenar su palmarés de anfitrión de Majors, ya sabe lo que es albergar campeonatos importantes de la gira norteamericana como el Wachovia Championship o el Wells Fargo en sus recién cumplidos 56 años de historia. El campo es uno de los más duros en el PGA Tour donde destaca el tramo final (16, 17 y 18) conocido como la “Milla Verde”.
Más de medio siglo de vivencias que incluye una modificación llevada a cabo por Arnold Palmer en 1986 y varios rediseños elaborados por Tom Fazio en 1997 y 2003 y que llevarán al complejo de Carolina del Norte a albergar también la decimocuarta edición de la Presidents Cup en 2021.
Diseñado inicialmente por George W. Cobb –ideólogo entre otras obras del hoyo 9 del Augusta National o del High Meadows G&CC- y la American Society of Golf Course Architects, este campo muestra en sus 7600 yardas –6.949,4 metros- un extraordinario par 71 que está dispuesto a que le resten golpes si se dan las condiciones adecuadas –el norirlandés Rory McIlroy tiene desde 2015 el récord del campo, cuando disparó 61 golpes para llevarse a casa el Wells Fargo-. Así que prepárense y disfruten, que la última gran cita del año está a punto de arrancar.