Pocos apostaban por él esta semana en el World Super 6 Open de Perth. Pese a que el australiano era sobre el campo el jugador con más victorias en el European Tour –con el permiso de golfistas como el sudafricano Louis Oosthuizen o el indio Jeev Milkha Sing- nadie apostaba un duro por un deportista que hace apenas dos meses y medio no pudo recuperar la tarjeta del circuito en la Final de la Escuela en el PGA de Catalunya. Y menos aun conociendo los problemas que estuvieron muy cerca de costarle la vida en marzo de 2015, durante la disputa del Tshwane Open.
En aquel torneo el jugador oceánico marchaba décimo durante las primeras horas cuando comenzó a sentirse indispuesto. La visita de un médico le salvó la vida, pues el doctor dictaminó que un trozo de manzana mal digerido le estaba provocando un atasco en el intestino que le costaría la muerte en el caso de no actuar con diligencia. “Fue una experiencia desgarradora. Me vi en el otro mundo”, atinó a apuntar el deportista en su regreso a los campos tres meses después. Desde ese momento nada volvió a ser como antes.
Rumford, uno de los mejores golfistas de todo el circuito en su juego corto, pasó de estar compitiendo por ganar torneos –como el que consiguió en 2013 tras imponerse por cuatro golpes en el Volvo China Open- a luchar por superar el corte semana tras semana, algo que le acabó llevando a perder la tarjeta el pasado curso. Es por esto que el australiano acudía a Perth como parte de la orden del mérito de jugadores nacionales, ansioso por volver a tener la oportunidad de retornar donde se merecía. Y vaya si lo hizo.
El oceánico arrasó tanto en los primeros 54 hoyos en modalidad stroke play como en los encuentros individuales del domingo. -17 en apenas tres jornadas que le permitieron gozar de una exención en la ronda de 1/16 de final. Estaba destinado a ser el protagonista de la velada e incluso tuvo el honor de ser de los primeros en inaugurar el ShootOut –el disparo a muerte súbita- en el duelo de cuartos de final ante su compatriota Wade Ormsby, verdugo de Pep Anglés.
La semifinal fue un mero trámite y la final sirvió para demostrar al mundo que Rumford ha vuelto… y que lo ha hecho para quedarse definitivamente. Un triunfo emotivo que tuvo una dedicatoria muy especial para su familia.