Muchos lo dieron por muerto hace ahora dos años. Que si estaba mayor, que si los problemas de espalda se habían cronificado, que si no podía pelear con las hornadas de jóvenes que estaban apareciendo en una y otra parte del mundo… De hecho, muchos “expertos” le llegaron a aconsejar que un retiro a tiempo era una victoria. Pero lo cierto es que el estadounidense no se rindió a pesar de las habladurías que se iban formando entorno a su figura. Él sabía que podía no solo volver a jugar al máximo nivel, sino también luchar por seguir sumando triunfos.
Muestra de ello fue su victoria en el Tour Championship en septiembre del año pasado, imponiéndose a los mejores jugadores de la temporada regular en el mejor circuito del mundo. Pero necesitaba ir más allá y tras un sexto puesto en el Open Championship y un segundo en el PGA llegaba el Masters de Augusta, un torneo en el que se había impuesto en cuatro ocasiones en los últimos veinte años -aunque la última de ellas fuera en el año 2005-. Y tras tres días en los que tomó posiciones en la parte alta de la clasificación, aprovechó un domingo como los de antaño para formalizar lo que muchos veíamos apuntando como realidad desde hace algún tiempo: que Woods nunca se fue por completo.
No es que Tiger brillara con luz propia en estos últimos 18 hoyos, pero su sola presencia resultó suficiente para que Francesco Molinari (74 golpes, -11) y Tony Finau (72 golpes, -11), sus compañeros de partido, doblaran la cuchara ante un auténtico martillo pilón. El transalpino lo hizo después de los dolorosos doblebogeys del 12 y el 15 y su compatriota pecó en exceso su falta de experiencia en estas lides. Un territorio que Woods maneja a la perfección. De poco sirvió que cometiera cuatro bogeys en el día -casi tantos como en los tres días anteriores-, pues los seis birdies fueron más que suficientes para alzarse con el preciado galardón.
Una Chaqueta Verde con la que alcanza las cinco -ya tiene a tiro las seis de otra leyenda como Jack Nicklaus– que vivió en el 16 el gran momento del campeonato cuando se dejó el birdie dado después de estar a punto de embocar el que hubiese sido un Hoyo en Uno para la historia. A partir de aquí no tuvo que preocuparse lo más mínimo ni por sus compañeros de partido ni por la parte de atrás comandada por Dustin Johnson (68 golpes, -12), Xander Schauffele (68 golpes, -12) y Brooks Koepka (70 golpes, -12), que no pudieron dar caza a uno de los deportistas más importantes de toda la historia.
En cuanto a la representación española brillante fin de fiesta de Jon Rahm (68 golpes, -10), que alcanzó los dobles dígitos gracias a un eagle, cuatro birdies y dos bogeys para colocarse en la novena plaza y firmar un nuevo Masters con dobles dígitos en negativo. Rafa Cabrera Bello (68 golpes, -4) también alcanzó una tarjeta bajo par y se situó finalmente en el Top 36.