Cuando el ‘putt’ obedece la moneda del golf se pone de cara, y el ‘feeling’ de Gonzalo Fernández-Castaño en los ‘greens’ del Ocean Course de Kiawah Island, sede del US PGA, fue tan primoroso que sus ‘birdies’ entraron, y el resto de golpes, desde ‘tee, a ‘green’, completaron la sinfonía.
El madrileño, de 31 años, es segundo tras los primeros 18 hoyos del último torneo Grand Slam. La noticia es de las buenas del año, pues el campo, el torneo y todo lo que está en juego (Ryder Cup, ránking mundial y listas de ganancias) otorgan una importancia superlativa al trabajo que ha comenzado brillantemente Fernández-Castaño.
El sueco Carl Pettersson, un europeo acostumbrado a jugar el PGA Tour, lidera el US PGA con 66 golpes (-6). Con uno más figuran Gonzalo, el norirlandés Rory McIlroy, el sueco Alex Noren y el estadounidense Gary Goodland.
El golf europeo solo ha logrado dos triunfos desde 1930 (Harrington en 2008 y Kaymer en 2010) y su papel destacado no puede ser mejor noticia desde el complicado ‘links’ de Carolina del Sur, en la costa atlántica.
Pero no solamente ha sido una satisfacción ver a Gonzalo Fernández-Castaño sonriente como un chaval en la sala de prensa tras sus 67 golpes. También ha sido una excelente primera toma de contacto los 69 golpes de Miguel Ángel Jiménez, que hizo las mismas que Tiger Woods, y el uno bajo par de Rafa Cabrera-Bello en su primer US PGA. El golf español comenzó con buen pie, y ante la Ryder Cup que se avecina y el cierre de listas es una llamada a la esperanza.
La peor parte se la llevaron Alvaro Quirós y Sergio García, ambos con 76 golpes, y el catalán Pablo Larrazábal, con uno más (77). Fueron la cruz de la moneda que salió de cara para Fernández-Castaño, Jiménez y Cabrera en su primer vuelo en el temible Ocean Course, hoy azotado de tarde por el viento pero soleado y agradable. Fue solo un primer capítulo.