Tras los innumerables destrozos económicos y sociales que ha provocado -y continúa haciendo- el COVID-19, dar a conocer noticias como éstas nos sientan como si un enorme rayo de esperanza nos embriagara y provocan que veamos aunque sea un poco la luz al final del túnel. Y es que después de prácticamente dos meses sin ningún tipo de actividad en muchos campos del mundo entero, el deporte comienza a abrirse paso con la reapertura paulatina de muchos recintos donde en unas cuantas semanas se llevarán a cabo torneos del más alto nivel.
Es el caso del TPC Harding Park californiano, que si todo hubiese seguido lo estipulado a comienzos de año hubiese recibido en apenas dos semanas el PGA Championship, segundo de los cuatro Majors de la temporada. Sin embargo, el campeonato se acabó retrasando del 6 al 9 de agosto y, a pesar de que el gobernador Gavin Newsom se muestra poco optimista de cara a que puedan desarrollarse eventos multitudinarios de aquí a entonces, al menos daremos al soleado territorio el beneficio de la duda después de que dentro de unas horas sus espacios deportivos al aire libre vuelvan a abrir sus puertas.
Eso sí, que se puedan desarrollar con la presencia de espectadores va a estar mucho más difícil, tal y como ha afirmado hace varios días el Presidente Ejecutivo de la PGA de América, Seth Waugh: “Si la forma más segura y/o la única de poderse jugar en el PGA Tour es hacerlo sin espectadores, estaremos completamente preparados para hacerlo. Eso sí, independientemente de que haya o no aficionados, tenemos que concienciarnos para poder ofrecer un gran espectáculo por televisión”, concluyó. Así es que tendremos que esperar todavía unas cuantas semanas para ver cómo evoluciona todo en el país de las barras y estrellas.