Imagínense la situación y el por qué de su celebración. Bola clavada en el talud del bunker (huevo frito) sin apenas ángulo para sacarla y un stance en el que los pies estaban uno más alto que el otro. Pues de esa forma, y desde 14 metros, Colin Morikawa enviaba la bola directamente al agujero en el primer hoyo de la penúltima jornada del Tour Championship, un golpe que, por su dificultad y calidad, ya opta al mejor del torneo.