Los últimos meses de competición del deportista californiano son para echarse a temblar –y no para bien, precisamente-. El jugador estadounidense acumula en los últimos tres meses ocho torneos, de los cuales no ha podido pasar el corte en tres de ellos. A esto hay que sumarle que de los otros cinco tan solo ha podido sumar un Top 10 –WGC-Bridgestone Invitational- y el resto han sido participaciones donde ha bordeado entre los puestos 30 y 50 -37ª plaza en el Campo Olímpico de Marapendi incluida-. Pobre bagaje para uno de los pesos pesados del equipo estadounidense que, o mucho cambia la cosa en este final de temporada, o podría verse incluso fuera de la Ryder Cup de Minnesota.
Rickie Fowler sabe que no está pasando por uno de sus mejores momentos. Es por esto que ha sido de los pocos jugadores que ha hecho el trayecto Rio-Sedgefield CC esta semana. El tiempo apremia y el Wyndham Championship es uno de los últimos trenes para demostrar que puede estar a finales del próximo mes en el Hazeltine National. Y tiene razones para estar preocupado.
En estos instantes ocupa el puesto número 12 en la clasificación para la Ryder –solo los ocho primeros obtienen plaza automáticamente- y únicamente dispone de dos intentos más para no quedarse en manos de una de las wildcards que otorgue Davis Love III –los Playoff de la FedEx están a la vuelta de la esquina-.
“La razón por la que estoy aquí esta semana es, obviamente, conseguir puntos para la Ryder. Hay muchos tipos de eventos y cada uno tiene sus cosas, pero las experiencias que he tenido en esa competición han sido increíbles. No quiero quedarme fuera de ese equipo por nada del mundo”, confesó el actual número 8 del ranking cuando fue preguntado por su predisposición a acudir a un evento donde no había grandes figuras. “No jugar bien en los Majors ni en los eventos con puntuación doble me ha hecho estar en esta posición. Estoy así por méritos propios, así que por eso he acudido al Wyndham. No quiero que Davis vea que estoy convencido de que voy a ser una de sus selecciones”, confesó.
Pues deberá hacerlo muy bien el californiano porque, a tenor de lo visto en Marapendi –donde llegó a ocupar la última posición durante algún momento del torneo-, su juego no parece acompañarle lo más mínimo. Y eso sin tener en cuenta a todos los golfistas que llegan necesitados esta semana al Wyndham, bien por entrar en los PlayOff, bien por salvar la tarjeta de cara al año que viene. Se avecinan emociones fuertes.