No fueron dos de sus mejores días, no hay que engañarse. Graeme McDowell se encuentra muy lejos de aquel golfista que ganara el US Open en 2010 o más recientemente, el RBC Heritage en abril de 2013. El golfista nacido en Poltrush (Irlanda del Norte) firmó un +9 en las dos primeras jornadas en el complicado campo de TPC Southwind, sede del FedEx St. Jude Classic.
Un resultado que no hace otra cosa -además de dejarlo fuera del toneo- que seguir ahondando en la herida de juego del deportista europeo, que no ve la luz al final del túnel a escasos siete días de que arranque en Chambers Bay el US Open, segundo Major de la temporada.
12 bogeys, un doble bogey y tan sólo 5 birdies. Este fue el acumulado del jugador de 35 años, que pone de manifiesto el flojo comienzo de temporada que está escenificando G-Mac, cuyo mejor resultado del año en el circuito norteamericano ha sido un T26 en el Heritage. A pesar de esto, McDowell no se encuentra especialmente preocupado, pues considera que es en el Chambers Bay de Washington donde debe dar el todo por el todo.
“St. Jude lo considero una preparación más para el US Open. Chambers Bay es un campo con unas características muy particulares y todo entrenamiento es poco. No se pueden sacar conclusiones de mi actuación aquí porque ambos campos son como la noche y el día. Yo voy a seguir centrándome en aquello que considero oportuno para la semana que viene, que es donde me gustaría destacar”, afirmó el norirlandés ante los medios de comunicación.
Asimismo, McDowell reconoció que está siendo un año “muy lento” para él, en el que su juego “no está en las mejores condiciones”, pero donde está tratando de recuperar sensaciones y de volver a sentir la “nitidez competitiva” de la que ahora mismo adolece.