El jugador cántabro abrió el camino de éxitos internacionales para España. Hoy, García puede seguir haciendo historia para nuestro país.
Cuán caprichoso es el destino cuando quiere. A Seve le encantaba Augusta, era un torneo muy especial para él –no obstante era bastante normal verle soplar las velas de la tarta mientras se encontraba en plena competición-. Sus estrechas calles, los peculiares greenes y el ambiente que lo engalana anualmente es único, un lugar sin parangón donde consiguió hacerse con dos Chaquetas Verdes -1980 y 1983-.
Hoy, cuando están a punto de cumplirse 37 años de la primera gran gesta del cántabro universal, Sergio García está ante una oportunidad única. El castellonense ha rozado las mieles del Major en más de una ocasión, pero esta vez es especial. El español ha bordado el Golf durante los primeros tres días, siendo el jugador más regular sobre la hierba. A su innegable calidad le ha añadido el poso de un veterano, ese que le ha faltado en alguna gran cita.
Y por si fuera poco contará con ayuda desde el cielo. Hoy, Seve hubiese cumplido 60 años y a buen seguro que empujará desde arriba por volver a disfrutar de un español con uno de los grandes galardones de este deporte sobre sus hombros.
