Cuando hablamos de la novena siempre salta como un resorte en nuestra cabeza Beethoven -el compositor, claro-. Pero no es menos cierto que a partir de ahora vamos a tener otro ejemplo con el que relacionar este número ordinal: la Armada de Golf masculina. Y es que la victoria de Jon Rahm en el DP World Tour Championship significó varias cosas. Por un lado, la muestra de poderío del jugador vizcaíno; por otro, la oficialidad del 2017 como el mejor año en cuanto a títulos para el golf masculino en una y otra parte del charco, empatado con lo conseguido en 1986 y 1988.
Hace 31 años, España logró, por primera vez, nueve triunfos en el European Tour, con Severiano Ballesteros ejerciendo las labores de líder con seis de ellos. José María Olazábal logró dos y Antonio Garrido -quien abrió la lata en el mes de mayo con uno en Londres- completaba el registro.
Dos años más tarde se repetía la historia con nueve victorias. Seve se imponía en seis -incluido el Open, y un evento en el PGA Tour- Olazábal lo hacia en dos y Pepín Rivero conquistaba Mónaco al hacerse con el Montecarlo Open allá por el mes de julio.
A partir de este lunes, los Sergio García, Jon Rahm, Rafa Cabrera-Bello, Álvaro Quirós y Adrián Otaegui han pasado a formar parte de la historia de nuestro país. Todo empezó en enero, con el triunfo del León de Barrika en el Farmers Insurance Open y continuó en el mes de febrero, cuando el castellonense acaparó los focos en el Dubai Desert Classic para enfundarse en abril la Chaqueta Verde de Augusta, otro de los hitos de este curso.
Lejos de pararse, la racha continuó. En mayo, Álvaro Quirós rompió su sequía adjudicándose el Rocco Forte Open. Y entonces vinieron las Rolex Series. Rahm venció en Irlanda y Cabrera-Bello se ganó el título de rey de Escocia, ambos en el mes de julio. Ya en agosto, Otaegui puso el colofón a su espectacular año con el triunfo en el Paul Lawrie Match Play. Pero lo mejor estaba por llegar.
Sergio se alzó en el octubre sanroqueño con el Valderrama Masters y Rahm hizo lo propio bajo el sol de Dubai en el último torneo de un año inolvidable que tendremos grabado a fuego en la retina.